«Llegar a la cima del Aconcagua es mucho más que haber cumplido un anhelado Sueño de varios años. La experiencia es única, llena de momentos inolvidables, afortunadamente, muchos de ellos compartidos con otras personas que también se animaron a realizar su Sueño.
Fueron muchos los videos y fotografías testimoniales a las que acudí varios meses antes en busca de inspiración. Hoy, después del viaje, siento revivir en mí cada una de las escenas que vuelvo a ver, ahora con el íntimo sentimiento de ser un camarada de quienes relatan su viaje. Quizás ese sea uno de los frutos de vivir la montaña, especialmente para alguien como yo sin experiencia previa. Se abre todo un mundo nuevo por descubrirse a uno mismo.
Después de una experiencia como esta, uno tarda varios días en comprender que implicó ese viaje en aspectos tan variados como el personal, la confianza en uno mismo, el atravesar límites impensados anteriormente o maravillarse con el paisaje inhóspito e imponente. Probablemente, trascurran varios meses más en los que, todos los días, encuentre en mi mente alguna perla más de esa aventura.
Quizás la mejor forma de agradecer a quienes posibilitaron mi aventura al oficiar de guías, y a mis compañeros, es decirles a quienes también quieren aventurarse a vivir un viaje interior en la montaña que, cada día vivan esa travesía es un día atesorado para siempre y eso no depende de la altura a la que lleguen en la montaña, sino de la intensidad con la cual la recorran.
Les deseo a todos una experiencia tan fascinante como la que yo viví en el Aconcagua.»
Jorge Alburquenque (47)
Esposo y padre de 3 hijos
Vive en Buenos Aires










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