
Una crónica es bella cuando también es simple. Te invitamos a leer la entrevista a Romina, que participó en nuestro grupo que hizo cumbre en la máxima altura del continente africano en junio de 2012.
Una cumbre más… pero no cualquiera, sino mi primera de las seven summits (las montañas más altas de cada continente).
Tampoco fue un día azaroso: el 21 de junio es el día en el cual cambia el solsticio de invierno. Y todo esto enmarcado por los impresionantes paisajes de Tanzania, África. Después de largas horas de viaje, cambio de aviones y esperas en aeropuertos, la aventura empezó el 15 de junio en Moshi. Me acompañaban seis hombres argentinos, entre ellos nuestro team leader de Antis Outdoor®, y 11 africanos que hicieron de porteadores y cocineros los días subsiguientes. Juntos, iniciamos la caminata al gigante Kilimanjaro.
Primero llegamos a la puerta de entrada, Machame Gate, a 1900 metros. El primer día caminamos ocho horas a través de una selva hasta llegar al campamento. Ahí nos esperaban las carpas armadas y una comida exótica para reponer las energías. La meta de la segunda jornada era llegar a Shira Camp, a 3900 metros. La caminata fue un poco más corta y alentadora: por primera vez divisamos la cumbre. Se veía muy grande… y muy lejos. Ya al tercer día empecé a sentir el cansancio. Quedé sorprendida con la belleza de unos palmares llamados Senecio kilimanjari, que jamás había visto en mi vida. Al día siguiente dio la fuerza necesaria para seguir. Lo que ví después no lo puedo describir con palabras. De repente, las nubes se disiparon y dejaron al descubierto los glaciares del Kilimanjaro.
Con ese paisaje apareció la cumbre. Ahí estaba. Ya casi llegaba al techo de África, a 5895 metros, para ser más exacta. Cuando finalmente pisé la cumbre, me llené de emoción: había sido muy duro llegar, la altura y el mal clima habían hecho todo más complicado. Pero lo superé junto a mis compañeros de ruta y, juntos, coronamos el Uhuru Peak. ¡Qué sensación tan maravillosa!
El descenso fue mucho más sencillo. El sexto día nos encontró ya en la base, en donde una camioneta nos esperaba para trasladarnos nuevamente a Moshi. Estábamos cansados, pero felices de haber alcanzado el objetivo. Después de tanto sacrificio, era momento de relax, así que partimos rumbo a la reserva natural del Parque Amboseli, en Kenia, para disfrutar de un safari. Y, para cerrar este viaje exótico, elegí las playas paradisíacas de Zanzíbar.
Estoy feliz por la experiencia que viví y por el grupo humano que conocí. Jamás voy a olvidar que un día me propuse una meta que parecía imposible y la convertí en realidad. Ya pasó un año y sigo soñando con lo que fue y con lo que será mi próxima cumbre.
Romina Pakgojz
Entrevista de junio 2013
publicada en Revista Magna en enero 2014






Comments