Carstensz una expedición salvaje. 2ª parte

Pirámide de carstensz

A continuación les entregamos la 2ª parte del apasionante relato de Ricardo Birn en su intento de alcanzar su quinta 7 summit en una isla de Indonesia en noviembre 2014.

Íbamos muy lentos, como hormigas, uno detrás de otros, mezclados entre los 70 nativos. De a poco las molestias comenzaban a presentarse. Tenía que soportar el calor, la humedad, la vegetación frondosa y el barro hasta la rodilla. Pero sabía que de a poco me aproximaba a mi objetivo y eso me ayudaba a afrontarlo con paciencia! Después de 6 hs llegamos hasta el primer campamento.

Por más que estuve muy cansado y dormí cómodo, la ansiedad me ganó y amanecí a las cinco de la mañana, me alisté y contemplé el lugar donde estaba. Paso las horas y a las ocho comenzamos a caminar de nuevo. Al mediodía me coloqué la capa de lluvia, algo que a esa hora ya era una constante.

Las fuertes lluvias empeoraban el transitar con pantanos cubiertos de arboles selváticos. El barro que se me metía por todo el cuerpo, puentes de troncos que se encontraban muy resbaladizos, pero así y todo debía continuar. El día fue pasando y llegamos al próximo campamento. Estaba exhausto, mojado…lo primero que atinaba era a buscar alguna prenda dentro de los bolsos que no estuviese mojada, ya que era imposible secar las prendas porque al sol sólo lo recibíamos poco tiempo al amanecer. El día terminaba… yo compartía mi carpa con el vasco Unai Llantada, con quien hemos coincidido en varias montañas. De noche ya tendido dentro de mi bolsa de dormir, pensaba mucho en mi cumbre anhelada.

Así pasaban los días (fueron 6 en total) hasta que por fin pude visualizar a lo lejos la roca de la montaña, eso que iba a buscar…ahí todo cambio. Entraba en un terreno muy similar a lugares que ya había recorrido. Es decir estaba en una geografía conocida por mi cuerpo, y ahí la pisada es firme y eso me transmitía mucha confianza.

El séptimo día después de unas larga y empinada jornada, ganamos altura transitando por un paisaje de otro planeta. el contraste con la jungla era emocionante. Al fin llegue al campo base a 4200 mts al pie de una cristalina laguna. Instalamos el campamento y nos preparamos para armar los grupos para los intentos de cumbre. La adrenalina corría por mi cuerpo ya que estaba muy próximo a transitar por la larga canaleta que nos llevaría al filo de la montaña. Pero… aún no lograba controlar mi ansiedad cuando se decide que esa misma noche salieran los que habían demostrado mejor ritmo de marcha… y ahí es cuando me dicen que yo estaba en esa lista. Con mi compañero preparamos todo y salimos en ese grupo, éramos nueve en total. A esa altura mi autoestima estaba intacta para enfrentar el gran esfuerzo que demandaba el día de cumbre!

Así fue como a las 3 am estábamos iniciando la marcha. Eran tan grandes mis ganas de lograr el objetivo que mi concentración era increíble. Me coloqué al final de aquella hilera de las luces de linternas frontales y después de un par de horas de ascenso nos ubicamos al pie de la pared de 600 mts de roca empinada que había que escalar para conquistar la cumbre.

Asegurados a unas cuerdas fijas iniciamos lentamente el duro ascenso, por ir último sufrí el riesgo permanente de ver cómo me pasaban cerca las piedras que se desprendían por los escaladores que se encontraban encima de mí. De pronto el sol salió, y me encontraba ahí, en el filo de la pirámide con un paisaje inolvidable. A lo lejos la selva, en mis pies la roca caliza de la montaña, y al frente un enorme glaciar cubierto de nieve ¡La cumbre estaba cerca!

Ricardo Birn

Próxima entrega: 3ª y última parte.

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